Si entramos en la clase de spinning del gimnasio New York´s Sport Club de Nueva York, encontraremos a 20 personas sudando y pedaleando furiosamente encima de las bicicletas; a simple vista, la misma imagen que podríamos captar en cualquier gimnasio de nuestro entorno. Pero si nos fijamos más detalladamente, veremos una serie de cables que salen de la bicicleta y llegan a un aparato cilíndrico. ¿Qué es esto? ¿Para qué sirve?
El funcionamiento de estos aparatos es muy simple, aprovechan la energía cinética al combinar una bicicleta estática con un generador adaptado al que incorporan un panel de control que informa de la cantidad de energía producida, así como de las calorías consumidas, entre otros datos. Una clase estándar con 20 bicicletas puede generar 3 kilovatios (KW) por sesión, con lo que una sala que ofrezca 4 clases diarias de este tipo produciría alrededor de 300 KW al mes, suficientes para iluminar una casa de tamaño medio durante 6 meses.
La pregunta del millón es: ¿es realmente viable y rentable para los gimnasios? De momento, la inversión para adaptar y comprar el material ronda los cientos o incluso los 1000 dólares, y cada máquina genera al año unos 18 dólares en electricidad. Así que el retorno de la inversión es a muy largo plazo, y comparado con otras soluciones como placas solares o mejor aislamiento térmico no salen las cuentas.
Sin embargo, según los gerentes de los gimnasios donde ya están implantadas, más importante en sí que la energía que se produce, es la estrategia de marketing y sobre todo la motivación que genera en los usuarios, llegando estos a echar de menos la visualización de los watios producidos cuando tienen que cambiar a bicicletas convencionales.
El tiempo nos dirá si se pone de moda esta tendencia o se queda en una mera anécdota; muchos sueñan con que sí, con que se extienda el uso, para abaratar así los costes de producción y por tanto que la "bici-productora-de-energía" se convierta en una auténtica revolución verde.
Equipo Bilbox - www.bilboxselfstorage.com
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